Toledo: qué ver en Toledo

Historia de Toledo

Más de 2500 años de historia han construido la ciudad de Toledo, y hoy podemos ser testigo de ellos a través de sus calles, sus monumentos y sus museos.

Al otro lado del Tajo, en el Cerro del Bu, los vestigios de su origen como ciudad Carpetana, nos remontan a sus más antiguos moradores, que habitaron la ciudad durante la edad de bronce.

Roma la conquistaría en el año 192 antes de Cristo y le pondría el nombre de Toletum. Todavía hoy podemos ver la herencia del imperio en los restos de la calzada romana, el circo para
carreras de cuadrigas, vigas, mosaicos, y en Carranque, cerca de Toledo, la villa de Materno, hogar, según se cree, de Materno Cinegio, pariente del emperador Teodosio Primero.

Tras la ocupación visigoda, en el siglo cuarto, se estableció aquí la capital de su reino, y dos siglos después Recaredo albergó aquí el concilio de Toledo del año 589, donde se abandonó el arrianismo y se abrazó el catolicismo como la religión del reino.

Pero la hegemonía visigoda solo duraría hasta el año 711, cuando el Islam conquistó la capital.

Es a este imperio al que Toledo le debe su fisonomía actual, las calles estrechas y empinadas por las que paseamos hoy y también ejemplos de su arquitectura, como la mezquita del Cristo de la Luz, la de Tornerías o la puerta de Alcántara.

La reconquista llegó a Toledo en 1085. El rey Alfonso sexto la convirtió en la capital del reino de Castilla, arrebatándole este título a Burgos.

En 1226, Fernando tercero empezó la construcción de la Catedral Primada de Toledo sobre la que había sido la Mezquita Mayor.

Pero a lo largo de estos siglos de conquistas y reconquistas, los judíos habían permanecido en Toledo, dándole forma y dejándonos ejemplos de su arquitectura, como la sinagoga de Santa María la Blanca y la del Tránsito. Esta convivencia cultural se empezaría a romper en el siglo catorce y tendría su ruptura definitiva con los Reyes Católicos, que decretaron la expulsión de los judíos en 1492.

De los Reyes Católicos es el Monasterio de San Juan de los Reyes, el edificio más representativo del gótico toledano. Aquí quisieron ser enterrados, aunque finalmente sus restos descansan muy lejos de Toledo, en la Capilla Real de Granada.

En el siglo dieciséis, tras la revuelta de los comuneros, Carlos quinto quiso mostrar al mundo el poder de la capital del imperio levantando impresionantes ejemplos de arquitectura renacentista, como el Alcázar, hoy museo del ejército, que aún tendría un triste momento de protagonismo durante la guerra civil, cuando las tropas sublevadas resistieron ahí el asedio del  ejército republicano.

Pero muchos siglos antes de este episodio, la hegemonía de Toledo como capital del reino terminaría cuando en 1561 el rey Felipe segundo trasladó la corte a Madrid, convirtiéndose

Toledo en ciudad conventual. Es en esta época cuando se instaló en Toledo el artista que  quedaría unido para siempre a la cultura de la ciudad: El Greco. Fue aquí cuando el pintor desarrolló su estilo más maduro y personal, con obras como el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo o El entierro del conde de Orgaz, que podemos ver en la iglesia de Santo Tomé.

Hoy Toledo es la capital de Castilla la Mancha, y un ejemplo vivo de las culturas que han conformado a través de los siglos, el país que somos hoy.

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